viernes

Iridiscente

Esta noche

nos busca una corona,

que dentro nuestro

brilla flagrante,

furiosa,

que en la extrañeza

duerme.

Mientras la intensidad,

se arma un batallón

y busca,

todas las estrategias posibles

de encontrar

lo que esté en condición de ser

iridiscente,

que dentro nuestro

brilla furiosa.

La forma

Es ilimitada la forma,

donde sin más

no hallo una forma que presagie,

todo lo que,

todo aquello que despierta,

la buena lucha de aquello

de todo lo que nos inquieta.

Es ahí,

bien digo y enhorabuena

donde la premonición serena

de lo que desvela.

La libertad,

la libertad de lo que se renueva.

Ilimitada es la forma.

Buscar

Buscar el sendero en silencio

como un espadachín de luz

que camina entre las piedras.

 

Buscar el sendero en la luz

como una piedra en silencio

que avanza y no camina.

 

Buscar el sendero entre piedras

como un espadachín en silencio

que avanza en la luz.

Despejen

Despejen la noche

que el día ha dormido,

hizo sombra

al eco fiel de la montaña celeste.

 

Despejen, que no haya noche,

en sus palabras,

en sus ideas,

en sus corazones

pues la ansiedad nos rodea

si no dejamos de pedalear

en el aire espeso.

 

Despejen con sus sueños

corran las nubes

de cada momento extraño,

que sobre la tierra

el aire es más fresco.

De la noche me queda

De la noche me queda

el hastío, el vestido,

el velo, el humo, el suelo,

que son rutas recorridas

en un proceso de reconocimiento.

 

De la noche me queda,

la impresión de ser un presente,

entre la sedación del cuerpo y el color

de los ojos ardidos.

 

De la noche me queda,

el valor de la mañana,

que amanece como si no supiera,

como si nadie le contara,

que en el ocaso hay un punto exacto,

de revancha.

 

De la noche me queda un río,

que abre una conversación

con mi insomnio en silencio.

Mientras, buscamos el remo,

para sumergirnos en la corriente

del camino nuevo.

Hábito

Habita un cielo,

que cuenta el silencio bajo la cama.

Habita un arrullo,

que sopla el viento en su humedad.

Habita el tiempo,

habita desde el murmullo,

que llega como un eco profundo.

Habitan los ojos,

las manos, los pies,

el suelo que nos detiene,

que nos contiene en el hábito.

Habita la energía,

que el calor no limita,

que el ardor simplifica.

Una solidificación

Me rodea una curiosidad

sobre la convivencia de ideas,

sobre el diálogo de texturas,

sobre la superposición de planos,

sobre como toda la materia puede

ponerse en juego,

de un estado líquido a uno sólido.

 

La capacidad de la pintura,

es verse entera,

así como mostrar un vacío,

notar las sumas y las restas.

La ausencia o la presencia,

pero siempre un pensamiento,

en convivencia,

una yuxtaposición.

Debato III

Debato conmigo mismo

para ablandar la locura,

arropar la demencia,

y que el techo de este cuarto

me abrace en la inmensidad.

 

Debato para que la calma

sea la siesta enarbolada,

para que las ansias

se junten mano a mano con el placer.

 

El desarme de los pensamientos que rebotan,

sobre la nada de un terreno donde brotan

malezas inventadas y ficcionalizadas,

en la eternidad de la noche.

 

Debato para extraer y extirpar

lo desconocido,

y que el conocimiento del goce,

se replique como eco en la montaña.

Debato II

Debato conmigo mismo

porque silbo un poema raro,

peleo por el silencio

aunque busco un sonido bravo.

 

Debato y observo

lo que acontece cuando amanece,

pensando en lo eterno cotidiano

en el ácido iluminado.

 

Debato pensando en mi sangre,

en mi circulación escasa,

en que tengo menos venas,

más cansancio, algunas penas,

pero más calor que recorre

y socorre sin bajar la guardia.

 

Debato porque sigo conmigo

primero pienso, investigo, elaboro,

y aún así siento, lo siento,

por eso me lleva tiempo.

 

Debato I

Debato conmigo mismo,

de este ser aniñado,

de las flores enrojecidas,

de los golpes alineados.

 

Debato sobre el recuerdo,

de los hechos aislados,

si uno es bueno o es el malo,

si es certero o incierto,

o un sencillo, un extraño.

 

Debato sobre la transferencia,

si soy espejo, si soy esponja,

si los deseos son ficciones,

si la energía es mía,

o es la que brota en la derrota.

 

Son las costumbres,

los tres minutos de audio

y las palabras que atraviesan.

La casa

La casa es como un círculo

un espacio unidireccional,

donde las perspectivas

tienen un encuentro en la mirada.

 

La casa

es un iglú en invierno,

es una choza en verano,

donde los techos arden

y el viento ladra.

 

La casa

es un extraño paraíso,

escondido en el centro

de la manzana,

donde la madera

protege a quienes la cuidan.

La casa, la cama

Veinte-diez

es el año que recuerdo

por toda la poética invisible

invencible es la idea

de un apocalipsis interno.

 

Veinte-diez suman treinta

superando esa barrera

de lo inhóspito,

de la maduración a fuerza,

de la sola condición de ser

y dejar de ser sombra.

 

Veinte-diez fue el año

en que todos nos quebramos,

en lo profundo, en lo romántico,

en el espacio de empezar

a buscar lo que diez años después,

quizás, tocamos.

Descanso

Había una vez

un paisaje acalorado

donde el viento abrasaba

y en la noche, el cielo,

dejaba un camino iluminado.

El agua

se abría paso en descanso,

y sin movimiento, se corría,

despacio, casi sin tiempo,

desplegado.

Mientras que en llamas

partían los troncos quebrados,

el viento abrazaba,

dejaba un camino iluminado

desplegado,

se abría paso al descanso.

domingo

Hablar desde VI

Hablar desde el espacio

de encontrarse

y refundarlo.

 

“Segundo caso: Liberación paulatina.”

Hablar desde V

Hablar desde un raro brillo

que se relame en su opulencia,

que aparece en la noche

como una especie de monstruo.

 

Algo así como una luz,

un foco amarillo colgando

de un cable alimentando

un fondo lleno de humedad.

 

Una iluminación de domingo,

una terraza vacía,

una película doblada repetida

en blanco y negro mientras el domingo se calla,

en este lunes que ya es martes.

 

Es un recuerdo,

la sensación del recuerdo,

la asociación del silencio

y la visión de lo interno.

Hablar desde IV

Hablar desde lo descompuesto

ponerse en acción,

poner la mente y el corazón

en el lugar entero.

 

Hablar con el aire,

enviar las señales a un hombro,

a un asombro, y a personas leales, reales,

que en sus torbellinos,

frenan el espacio-tiempo.

 

Hablar desde las vísceras

sin miedo, sin sol, sin luna,

sin amo, Dios ni patrón.

 

Desde lo descompuesto,

mirarlo, mirarse, volver.

Y si estoy enloqueciendo

mis amigos ya son parte.

Hablar desde III

Hablar desde el dolor,

de la resistencia de cartón,

del esqueleto de madera,

desde el recuerdo del sufrir.

 

Hablar pensando en energía

en la potencialidad de lo intrínseco,

en ese poder gestado,

como una flor que se resiste

a terminar la primavera.

 

Debe ser la distancia

que me atraganta, que tropieza,

que no es clara en momentos.

 

Debe ser la ansiedad,

la luna, la música, la almohada,

que no sabe y escucha los pensamientos.

 

Hablar desde la mesa vacía

y el recuerdo de los sueños.

Hablar desde II

Hablar desde el color,

un rosa en el cielo,

un rosa de lo antiguo,

un color barrial,

como estampita de un santo inventado,

como el olor a la salsa de mi madre,

como el recuerdo de la radio

y mis manos en compañía

de algún quehacer.

 

Hablar desde el color,

hablar desde el olor,

hablar pensando en rosa,

en la calma del atardecer,

en la profundidad de la calma,

es hablar del recuerdo

en la convivencia esencial.

Hablar desde I

Hablar desde la confusión

es hablar eclipsado,

es emprender un sendero

donde el cuarto se inunda,

y no se sabe si está lloviendo

afuera de esta noche.

 

Debe ser la luz del misterio

que erige un monumento,

un movimiento andante

donde el avance no tiene freno

ni el sentido hacer silencio.

 

Debe ser la soledad

del cielo en su saciedad

o su hambre de la nada,

ese encuentro del tiempo

en el que arden las ganas

de comer en la mitad de la noche.

Dinamitar

Quisiera encender la mecha

para dinamitar los dolores

y encontrar los vestigios,

así contarles un cuento

del como crecieron

para finalmente ser olvidados.

 

Quisiera encender la llaga,

así la cicatriz se arma,

y dejar de gastar saliva

en todo lo que fue

y no quiero que sea.

 

Quisiera que sepas

que dinamitar es bueno,

y que a veces destruyendo

se construye un cielo.

Ardiente

Vos sos el sol

que se cae y se levanta

que pasa por todos los estados,

y salta entre médanos

del cobre a la densa materia,

de la ceniza a la lava

ardiente,

sobresaliente oro.

 

Vos sos el sol que sale,

que a la noche medita,

y que en su núcleo

invoca toda la creación,

y al salir por la marea

exhala la energía entera

del universo.

jueves

La luz II

La luz

que emanan esos ojos

es la luz que grita

que ya no dormita,

es la puerta que acelera

la entrada, el pasillo, la casa,

la calle, la vereda.

 

La luz

que esos ojos emanan

es la luz de la caricia,

es la llave del encuentro,

la cama, la almohada,

la sábana, la frazada,

tu cuerpo y el mío,

el techo y el silencio.

Hoy II

Hoy,

ha soñado el pasado,

con un sonido similar,

a cuando cae un guante.

 

Hoy apareció,

un fuego extinto,

en una chispa crispada,

con ganas de encender

un bosque fresco.

 

Hoy queda atrás,

todo aquello que abrió

una herida, un puñal,

que se regocija

en el auto-convencimiento total,

de ser Dios, la patria y el amo o el amante.

 

La sorpresa

La sorpresa

es que quería sorprender,

y el gusto

deja algo desabrido,

mientras nuestra saliva

recuerda aquella partida,

el núcleo de su alma,

que ya dejo una sombra.

 

A veces pasa la noche,

a veces pasa la mañana,

mientras nuestra saliva

recuerdo,

todo lo que no importa,

todo lo que poco importa,

recuerdo ese dicho

“aquel que se va sin que lo echen,

vuelve sin que lo llamen”

Timer

Es hora

de que la noche caiga

y entre rodeos

silencie el techo,

y el silencio abrumador

de lo estático.

 

Es hora de que caiga

la hora que hace rodar,

y pone el filme en marcha

que sorprende y a veces espanta.

 

Es hora de que mis tripas

y la tele del vecino

que retumba en mi baño,

encuentren el timer

y se armen de silencio.