Es hora
de que la noche caiga
y entre rodeos
silencie el techo,
y el silencio abrumador
de lo estático.
Es hora de que caiga
la hora que hace rodar,
y pone el filme en marcha
que sorprende y a veces espanta.
Es hora de que mis tripas
y la tele del vecino
que retumba en mi baño,
encuentren el timer
y se armen de silencio.
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