jueves

Brilla

El aliento que absorve
el poder oculto en las manos,
dibujar las noches
entre negros y violaceos
que disparan flechas
hacia el blanco deseado.

El aliento que expulsa
la fuerza de la espera,
coser las palabras
entre nudos y ahogados,
que se desatan solos
en el continuo paso.

El aliento que emana el calor humano
que forma destellos sobre tu boca.

1 comentario:

Caleidoscopía dijo...

¿En qué se basan las recíprocas inclinaciones? Hay unos celos más conmovedores que otros. Me paseo con gusto entre esa oscuridad que supone la rivalidad de una mujer y un libro. El dedo en la sien no es el cañón de un revólver. Creo que nos oíamos pensar, pero el maquinal «En nada», que es la más audaz de nuestras negativas, no lo pronunciamos en todo el viaje de bodas. No hay nada que mirar fijamente menos alto que los astros. En cualquier tren es peligroso asomarse a la ventanilla. Las estaciones estaban claramente repartidas sobre un golfo. El mar, que para la mirada humana no es nunca tan bello como el cielo, no nos abandonaba. En el fondo de nuestros ojos se perdían bonitos cálculos orientados hacia el porvenir, como los de los muros de las prisiones.




(Andrè Breton, de los campos magnéticos)



yo a vos.