miércoles

Soñar la ausencia

La casa estaba vacía
desde un cordón distorsionado
casi con la mirada ebria
envuelto de soleada bruma.


Aquella casa no tenía nombre
se podía ver la soledad pintada,
y tu cuerpo pasaba inexistente
por los paisanos contiguos,
que no recordaban la figura
ni siquiera la sombra proyectada.


La casa estaba vacía
de puertas abiertas
en un conurbano arrasador
de húmedos grises
y tierras veredas
acechando.


Mientras el aturdido encargado
completamente desesperado
por ser entero ignaro
del saber donde
del saber por qué
de saborear el terror
a pleno mediodía
con tantas preguntas
que no van a ningún lado.


2 comentarios:

R dijo...

Sincronicemos estados, andamos a la par.

Te quiero como quiero a pocas personas, mi estimado amigo.

L.Larios dijo...

La soledad nos rodea en momentos grises...

Sin nombre las cosas...
caminanto sin rumbo por la nada... sin ganas de algo

nanoNano Leftraruh