El conocimiento pasa por saber utilizarlas magnitudes
que pesan sobre las manos y poder equilibrarlas dentro del aire.
De cada grano invisible que completa un contenedor de ideas,
todos se esfuman improvistamente frente a la vista
incompetente desvalorizadora.
El cuadrado flota buscando la mitad de los extremos,
para así observar figuras suicidas de apariencia inquebrantable
pero, frágil al movimiento brusco.
Desde el centro del núcleo queman las demasías de poderes
sobre las capas erizas ejecutando la acción de aniquilar
abrazándose en puño mortal, lamentando su descuido.
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