En
pleno auxilio
me
despierto acalorado,
ya no
sé si es ser un héroe
o un
ser extraviado,
sin
boletos ni centavos.
Quizás
son los colores
inundados
de dibujos animados,
animados
a ser otra cosa,
en esas
noches desveladas
para
ejercitar el acto
de
aprender el silencio.
Aquella
barrera que uno pasa
de las
horas sin terminar,
se
arman con desenlaces
que se
tiñen de comedia,
de
vecinos, aleatorios,
en un
descanso
enfrascado.
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