Anidemos,
por
tanta dislexia social
que
vuelve umbral
cada
canto revelado.
Anidemos,
en este
tiempo errático
de melodías
desencontradas,
desalmadas
e inseguras
que
atropelladas buscan calma.
Anidemos,
para
recuperar,
para
resurigir,
para
encender,
este
pálpito que crea,
y
generar calor verdadero
del sol
a nuestras camas.
Anidemos,
para
encontrar
la
última palabra.
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