Pedazo
de agua
que se
hizo brisa,
que se
hizo brillo en mi cara,
a veces
te espero
para un
posible ronroneo
sobre
el techo,
encima
de la luz,
tras la
esquina,
lejos
de mi almohada.
Pedazo
de agua
invasiva
y atolondrada,
danzante
y titubeante,
es este
vaivén
el que
rejuvenece el silencio
meditando
el espacio,
como
una hamaca
que en
la plaza Sarmiento
se
mueve sola.
Pedazo
de agua
inasible
a mi mirada,
valiente
y paciente,
me
espera.
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