Invaden por sorpresa
unas ganas desgarradoras
que maximizan el vacío
permaneciendo estático.
La sensación indescriptible
de una quietud que revoluciona,
que no avanza ni retrocede,
y de a momentos desespera
sin resabios de calma.
El espacio detiene al movimiento,
la distancia esboza una duda,
la noche se vuelve espesa,
mientras tanto por dentro,
el pecho aúlla.
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