En ritmo bajo miro,
el
espacio que me espera,
y
que tras la lluvia
lo
espero casi quieto.
Por lo bajo
de esta mirada,
que a
borbotones llama
para el
cielo o hacia él,
una catarata
de frío silencio
donde el
viento añade,
el temblor
de los paseantes.
Segrega un
color que agrega
un calor
trasnoche,
como un ojeo
a un contexto
que pasa del
pasado al presente,
gracias a
una vida que conecta
un todo.
El ritmo de
una década
que vuelve
entre escaleras
y sillones
de una esquina.
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