Es sólo la noche que en tu frontera
deshace las maneras,
esas que se suben cada escalón,
lo que hace pensar que cada estrella que no ves
es como un ladrillo pero no tan rígido,
sino más bien aquel verano
cuando soplaba en húmedo.
Una carretera enrojece las formas periféricas,
esas que dentro de un sueño
invaden,
pero no de un modo paranoico.
Es como una catarata,
que en las casas viejas
rememoraron una película rusa.
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