No dar lugar al contratiempo
es pensar más fuerte los encuentros.
No anclarse en cada espacio
sino hacer funcionar el propio.
No carbonizar los deseos
sino darle aire y fuego lento.
No insistir con desposeídos de alma
es construir imanes con seres llenos de luz.
Desarmarse para volver a armar
es lo que cada fuerza interior pide
cuando se está lejísimos
del calor y del color
con forma de halo.
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