Después,
de las mareas tajantes,
de los rumbos modificados,
de las palabras negras,
de las voces con júbilo,
de las verdades y mentiras,
de las noches frías.
Se supo despojarse de inventos,
de esos cuentos morales
que predican cosas banales,
juicios, monstruos y males.
Después,
se puede sentir y dejar vivir,
sabiendo que lo nuevo y mejor
merece el espacio adecuado.
Desde el centro hacia afuera.
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