En vísperas
de verano
el sol y las
nubes enciende
la energía
de los cuerpos
motivan los
sinceros lados,
perfumando
de artificio
cambiando
cada luna
dejando cada
cielo en vano.
Son como mil
sabores
de otros
extremos lejanos,
como diez
olores
que reaparecen
momentáneos.
El hábil
color de neutralizar
es el que
recorrerá los extremos
volviendo
nuestra ciudad un lago.
*de mil
silencios y treinta y cuatro grados.
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