De espantos
y serpientes
se tiñe el
ocaso
que no sabe
si es mañana
o el
amanecer de un día largo.
Son espejos
quebrados
explotados y
acumulados,
entre
humedades y cuerpos perdidos,
que
descansan enteramente ensordecidos.
Son acciones
independientes
que buscan
el sol en la noche
brillando
excesivamente,
creyendo que
al buscar sin pensarlo
encontrarán
la nueva vida,
aunque sea
cuestión de jugar
con los
estados de la muerte.
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