Se despide la imaginación
del calor del entendimiento
y la forma se desintegra,
mientras nacen como nubarrones
unos treinta y cinco colores.
Entre tantos juicios de valores
entre tantos tintes y tonos
se expande la línea,
que recorre lentamente
la quietud del movimiento.
Se despide el cuerpo
que oye cantos susurrantes,
canciones enamoradas y desencontradas,
mientras las palabras no importen,
los metales se transmiten
con un sutil eco.
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