Estamos al principio,
acomodando los pies,
clarificando la voz,
emparejando los dientes.
Estamos bravíos y emotivos,
del otro lado de la vereda,
es un arte de Marte
con setenta días contados.
Estamos reemplazados
con los cuerpos usurpados
y la sangre desconcertada,
moviendo la figura
para no ser abducidos
en el cambio.
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