Y si anidar un vaso
es como dejar la presencia?
sostenida, florecida,
húmeda y corroída.
Una presencia de esencia
así como fantasma,
como un brote preciso,
precisamente precioso,
que crece y solo crece,
sin nosotros aquí saberlo.
Sobre cada vaso,
sobre cada hoja,
y en cada rincón,
habrá un simulacro,
un constante simulacro,
de convivir con lo pasado y lo presente,
de hacerlo instante,
de ser tierra y no aire,
porque el fuego mantiene viva la memoria
y al encenderlo, la revisita.
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