Entramados de azules verdes
recorremos las paredes
que gritan desteñidas
cada uno de los placeres.
Por los pasillos vacios
se alumbran las margaritas
que alocadas por la noche
van bailando en tus vestidos.
En la casa bordada
llena de pintura seca
nos hundiremos sobre el campo
como una inmersión de tierra
como una visión e ilusión
de un lugar poco imaginado.
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