Envueltos de sabanas
nos vimos prófugos e inertes
desprovistos de ropajes
titilantes, ciegos, tontos.
Envueltos, desenmarañados,
partíamos respirando hondo
intentando arremeter
al futurismo de la mente
pronto.
Envueltos y ahogados
zumbando, atolondrados
con los ojos pálidos de luz
con las venas que brotan
entre la inquieta charla
de la sombra, el insomnio
y la duda.
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