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Tus parpados no me hablan de luz,
hablan de sombras proyectadas en la noche,
que no atinan ni reflejan
lo cerca que se puede estar de un abismo tan precioso,
pero ante la intriga del saber que hay dentro,
del temor a las alturas
y el miedo al perderse uno en la adrenalina fantástica,
hablan con solo mirar.

*como estrellas fugaces en la noche.